Cuando nació mi niño mayor, repartí entre amigos y familiares, a modo de recuerdo sus calcetines.
Al nacer el segundo hubo que comprar calcetines nuevos por dos motivos:
- no me quedaba ni uno del mayor (bueno mentira, me quedaba uno, mi pequeño tesoro)
- nació con prisas y antes de tiempo, así que sus pies eran una cosa chiquitina-chiquitina que, aún teniendo los de su hermano, se habría perdido dentro (como en el resto de la ropa "heredada")
Sin embargo esta vez, le dí un toque original a esos calcetines y los convertí en maravillosos conejillos de no más de 10cm de altura.
Aquí tenéis un par de ellos.
A que son preciosos?
Una monada!
ResponderEliminarMe parece una idea muy original la de regalar como recuerdo los calcetines a la familia!
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